Momento especial del viaje fue la visita a la fábrica de Ferrari, en Maranello, un icono de la ingeniería y la innovación. Allí los ópticos comprobaron cómo la búsqueda de la perfección y la autoexigencia, en el sector del automóvil, va de la mano de la autoexigencia y la precisión que caracteriza a la filosofía PRATS
Este pasado fin de semana, un grupo de ópticos, clientes de PRATS, disfrutaron de una experiencia única en Italia, explorando la belleza, la cultura y la excelencia de la región de Emilia-Romagna, una de las veinte que integran el país.
La región es una joya escondida en el corazón de Italia. Combina, como pocos lugares del mundo, belleza natural, cultura, historia y excelencia culinaria. No en vano, tiene varios lugares declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO. El viaje incluyó visitas a las ciudades de Parma, famosa por su increíble queso parmesano, o el mundialmente conocido prosciutto. Y a Módena, cuna culinaria del vinagre balsámico, o Bolonia, la ciudad con la universidad más antigua del mundo occidental.
Pero, a juicio de los propios ópticos, si hubiera que destacar un hito del viaje, fue la visita a la fábrica de Ferrari, en Maranello, un icono de la innovación, en este caso en el sector automovilístico. «En PRATS, creemos firmemente que la ingeniería es la magia que hace realidad la imaginación. Y qué mejor manera de reafirmarlo que explorando un lugar en el que el talento y la determinación han logrado fabricar coches de ensueño», afirma Eugenio de Legórburu, Director Comercial de la compañía en España.
En Maranello, los ópticos españoles comprobaron cómo la precisión, la pasión por la excelencia de estos míticos automóviles -el equipo Ferrari ha sido campeón del mundo de constructores 16 veces y de pilotos 15 veces- van de la mano de la filosofía PRATS, caracterizada por el inconformismo, la constante mejora de los procesos, y la búsqueda de la excelencia.
«Muchas gracias a todos los que han posible este viaje. Nos ha inspirado y dado aún más fuerzas para seguir soñando y construyendo juntos el futuro», termina Legórburu.
